La llegada del frío comienza a preocupar a los consumidores por el precio de la energía y el invierno helador que parece que se avecina. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) los hogares españoles gastan unos 750 euros al año, de media, en calefacción. Una cantidad que este invierno se puede acrecentar por las gélidas temperaturas que pronostica la AEMET.
La OCU nos da una serie de consejos para el ahorro de calefacción en viviendas, ya que mantener la casa caliente en invierno supone alrededor de un cincuenta por ciento del gasto en energía de los hogares, dependiendo de la zona, el tamaño y propio sistema de climatización. Las recomendaciones comienzan por poner a punto los radiadores, abriendo las llaves de todos y comprobando que el agua circula con facilidad y no existen pérdidas. Si algún radiador no se calienta, puede ser que tenga aire dentro, así que lo mejor es purgarlo para sacar el aire y comprobar que se calienta completamente.
Pero también es importante que si alguna zona de la casa no se usa, esta se pueda aislar, cerrando las llaves de los radiadores, y evitando así mayor consumo, además de hacer cámara aislante. Cubrir los radiadores, convencionales o eléctricos, con ropa o elementos decorativos, además de ser un riesgo, disminuye significativamente la efectividad de estos dispositivos. Un truco es usar reflectores entre el radiador y la pared, que recuperan hasta un veinte por ciento del calor. Otro punto importante a revisar es la caldera, que debe ser supervisada por un profesional cada dos años, para medir sus emisiones y comprobar su rendimiento. Aparte de ello, conviene hacer unas sencillas comprobaciones antes de ponerlas en marcha en invierno.
Lo primero es revisar la presión de la caldera cuando esté fría. La presión correcta suele estar entre 1 y 1,5 bares, en la zona verde del manómetro, pero lo correcto es consultar el manual de instrucciones. Cambiarla al modo invierno es imprescindible, indicado con un radiador para la calefacción y un grifo para el agua caliente. Para comprobar si la caldera funciona, colocando el termostato a 21º C y abriendo las ventanas, esta debería arrancar cuando la habitación se enfríe. Ver también si se apaga cuando la habitación está caldeada, nos asegura que el termostato está calibrado correctamente.
En cuanto a las temperaturas, situarlo en 21º C durante el día, ahorrará un 20% de la energía respecto a tenerlo a 25º C, y 16º C durante la noche, permitirá aumentar el ahorro hasta un 25% más. Aunque otro truco es poner válvulas termostáticas en los radiadores, porque un único termostato, no nos permite mucha precisión.
Un clásico siempre es mejorar el aislamiento con burletes en las puertas y ventanas, por ejemplo. Las alfombras, las cortinas oscuras… y elementos similares pueden mantener la temperatura hasta 1,5 ºC más alta. Cambiar las ventanas o reforzar el aislamiento del exterior, en una posible reforma, es una buena opción para mejorar significativamente la eficiencia energética. Así como cambiar la caldera, si ya es vieja, utilizando la aplicación de comparación de la OCU, HARP.
Apagar la calefacción si no hay nadie en casa, y programarla para unos minutos antes de llegar a casa, es otra gran oportunidad de ahorro.