El alto tribunal subraya el peligro para el medio ambiente que supuso la conducta del acusado que se extendió desde el año 2000 hasta el año 2017 en unos terrenos junto a la M509
La sala de lo penal del Tribunal Supremo ha confirmado la pena de prisión de tres años y ocho meses por un delito contra el medio ambiente a un empresario que acumuló entre los años 2000 y 2017 neumáticos en una parcela junto a la carretera de Majadahonda a Villanueva del Pardillo sin contar con ningún tipo de autorización, ni con las medidas de seguridad adecuadas. Guardas forestales, vecinos, policías municipales, agentes del Seprona le advirtieron de su conducta. La administración le abrió expedientes que acabaron en sanción, pero nunca las pagó y nunca cesó en su actividad, hasta que intervino la Fiscalía de Medio Ambiente y la Comunidad de Madrid adjudicó a Tragsa la limpieza de la parcela que costó a las arcas públicas 153.000 euros.
El alto tribunal avala la investigación del juzgado de instrucción número 5 de Majadahonda. Los magistrados sostienen por unanimidad que “estamos hablando de una forma absolutamente irregular y caótica de apilar neumáticos, sin orden, sin separación entre bloques, sin existencia de calles de separación entre ellos, mezclados con otros residuos fácilmente combustibles, mezclados, sobre todo, con la flora del terreno, arbustos, pastos, zarzas la flora ordinaria que crece en estas zonas y que aparece absolutamente entremezclada con los neumáticos apilados”. Añaden que “estamos, igualmente, ante una acumulación de neumáticos realmente relevante, que alcanzó en algún momento hasta las 8.000 unidades, siempre es un cálculo aproximado, pues es inviable, por la dispersión y el desorden, contar uno a uno los mismos”.
Si se hubiera producido un incendio, subraya la sentencia, “se habrían generado daños sustanciales en la calidad del aire y se habría puesto en peligro grave la salud de las personas, al desprenderse sustancias cancerígenas en el aire”. También, concluye, “habría impacto, en caso de incendio, sobre la fauna y flora cercana y la descomposición química de los neumáticos, tras su incendio, podría producir filtraciones de productos químicos, como aceites pirolíticos, en el terreno, pudiendo llegar incluso a contaminar aguas subterráneas”