En los últimos años la preocupación por estado de salud mental de la población continúa en aumento, como lo demuestran el ‘Plan de Salud Mental’ de Las Rozas, el estudio sobre accesibilidad cognitiva que está realizando el Ayuntamiento de Majadahonda o series como ‘Adolescencia’.
Por ello, y en especial sobre la población más sensible, los menores, hemos hablado con Marta Fernández García-Andrade, psicóloga educativa y clínica, especializada en neuropsicología infantil y orientación educativa, con más de diez años de experiencia ayudando a niños, adolescentes y sus familias.
En su día a día combina la esfera educativa como orientadora de Secundaria en un colegio de Pozuelo de Alarcón, y su consulta donde realiza terapias y evaluaciones psicopedagógicas.
Según datos de UNICEF, uno de cada cuatro menores en la Comunidad de Madrid sufre problemas de salud mental. ¿Hasta qué punto la salud mental en la infancia influye en el desarrollo de la persona?
La salud mental de los niños es un reflejo, en parte, de la salud mental de sus padres. No obstante, ahora somos mucho más conscientes de esto y ha habido un aumento significativo en las consultas en los últimos años, tanto en adultos como en niños.
Si no atendemos la salud mental en edades tempranas, el estrés o la ansiedad, se arrastrarán y pueden agravarse en la vida adulta.
¿Cuáles son las señales y comportamientos que nos deben empezar a preocupar?
En función de la edad aparecen distintas señales, aunque en general debe preocuparnos cuando el malestar se mantiene a lo largo del tiempo, generando una interferencia significativa en la vida de la persona, en su caso, suele reflejarse en su vida escolar. Los profesores suelen observar cambios de comportamiento o que les cuesta aprender.
En los niños más chiquitines lo más normal es que la consulta se derive a través del colegio, mientras que los adolescentes muchas veces son los que solicitan ayuda.
A nivel preventivo, ¿qué medidas pueden tomar los padres para evitar este tipo de problemas?
Como en cualquier relación, la comunicación es clave, esa es la mejor prevención.
Tenemos que hablar mucho con ellos sobre cómo se sienten para poder validar y modular sus emociones. Es fundamental dedicar diariamente un momento, por ejemplo, en la hora de la cena y libre de pantallas para que todos dediquemos una atención de calidad. También es importante que los adultos compartamos nuestras preocupaciones para que ellos aprendan por imitación.
¿Cuáles son las principales causas que provocan que los niños tengan malos comportamientos?
En muchos casos, todo empieza con problemas académicos, que derivan en conflictos de comportamiento en casa. A veces es fruto de dificultades de aprendizaje que deben ser diagnosticadas, y otras veces hay una causa psicológica que hay que explorar.
El Ayuntamiento de Majadahonda está realizado un estudio de accesibilidad cognitiva, ¿qué barreras se pueden encontrar en la calle o, por ejemplo, cuando van al colegio?
Las medidas de accesibilidad cognitiva son instrucciones visuales que facilitan la comprensión del mensaje. Por ejemplo, en una biblioteca una fotografía de una secuencia ayuda al usuario a entender cómo se saca un libro y podrá hacer un uso más autónomo de las instalaciones.
De la misma manera que una rampa facilita el acceso a una persona con movilidad reducida, el uso de pictogramas ayuda a una persona con dificultades cognitivas o autismo a comprender lo que se espera de ella.
¿Es necesario adoptar este tipo de medidas a nivel nacional?
Considero fundamental hacerlo para favorecer una verdadera inclusión de todas las personas en la sociedad. Realmente estas medidas nos benefician a todas las personas, a los niños, a las personas que no conocen el idioma, a las personas mayores…
En el entorno escolar, ¿cómo se puede adaptar tanto a físico, comunicativo y/o pedagógico?
A día de hoy la mayoría de los colegios ya han implementado pictogramas para señalizar de una manera más sencilla y visual las instrucciones cotidianas. Por ejemplo, los servicios suelen estar señalizados con secuencias que muestran un correcto uso: bajar la tapa, tirar de la cadena y lavarse las manos.
Como orientadora, ¿cuáles son los principales desafíos a los que os enfrentáis hoy en día?
Los motivos de consulta han ido cambiando a lo largo de las décadas. Ahora en adolescentes vemos que las autolesiones se han incrementado un 200%, las adicciones a las pantallas son generalizadas, y el suicidio es actualmente la primera causa de muerte no natural de jóvenes en España.
Por eso la mayor prevención es la psicoeducación.
Los adolescentes usan herramientas como WhatsApp, pero nadie les ha formado para usarlo. Como es natural se equivocan, envían fotos que no deberían o hacen memes… Además, antes si tenías un problema en el colegio se quedaba en el colegio. Ahora se mantiene las 24 horas.
Por otra parte, en secundaria el problema que personalmente más me preocupa es la polarización de la sociedad que se está viendo también reflejada en los jóvenes.
Las nuevas tecnologías, ¿amigo o enemigo?
No podemos verlas como enemigas, sería negar la realidad. Pero hay que limitar su uso según la edad y acompañarlos para que aprendan a usarlas bien. Por debajo de los 12 años, pantallas lo mínimo posible. Y entre los 12 y los 16, un uso muy dirigido y supervisado por los padres.
¿Y la inteligencia artificial?
Es otro gran cambio en muy poco tiempo. Como profesores, nos permite adaptar contenidos a distintos ritmos de aprendizaje, lo cual es súper positivo. Pero también nos está suponiendo un gran reto porque a la larga pueden dejar razonar, sintetizar o redactar.
Los profesores tenemos que pedir trabajo en el aula para evaluar sus competencias reales.
Pero esta tecnología, ¿podría ayudar a mejorar la accesibilidad?
Sin duda, herramientas como Google Lens permiten resolver dudas en tiempo real, lo que favorece la autonomía.
Respecto a esa mayor sensibilización, ¿crees que eso es el es el principal motivo por el que se están viendo más problemas de salud mental? ¿o también la sociedad está contribuyendo a ello?
Ambas cosas. Ahora se habla más y se acude más al psicólogo.
Pero también es cierto que vivimos hiperestimulados y sobreinformados, y eso nos está generando mucha ansiedad.
Recibimos inputs contradictorios continuamente. Todo el mundo opina, todo el mundo sabe de todo y eso nos agobia. Yo como madre muchas veces me vuelvo loca. Un día te informas sobre cómo dormir a tu bebé y al día siguiente lees un artículo sobre “los 10 errores que estabas cometiendo al dormirle así”.
¿Y cómo lo evitamos?
Con sentido común. Aunque a veces es el menos común de los sentidos. Hay que parar, filtrar lo que leemos, confiar más en nuestra intuición y escuchar cómo lo hacían con nosotros, adaptándolo lógicamente a nuestro tiempo.
El exceso de autoexigencia nos lleva a la frustración.
¿La psicología es un sector en auge?
Ahora sí, parece que empieza a reconocerse más. Pero debería haber sido así siempre.
Cuidar la salud mental no debería ser un lujo. Debería estar al alcance de todos, como el resto de los cuidados de la salud.
Has decidido emprender. Más allá de tu trabajo como orientadora en un colegio, ahora tienes una consulta especializada en ¿cómo es emprender en este sector?
El mundo del emprendedor es complicado. Hay que asumir muchos costes antes de tener ningún ingreso.
En mi caso, que trabajo con niños, hay meses como el verano o las navidades donde la actividad baja totalmente, como es lógico.
Además, en la consulta también tienes que manejar contabilidad e informática… Aunque es cierto que cada vez hay más apoyo al emprendedor, aún sigue siendo un reto.
Por último, ¿cómo definirías ‘En clave. Piscología’?
Es un espacio donde evaluamos con calma, con mimo. Buscamos generar cambios sostenibles en todos los entornos del niño. Con objetivos realistas y alcanzables.
Queremos que las familias comprendan en qué consiste una evaluación psicológica o un tratamiento. La información es poder y debemos compartirlo.