La Agencia Espacial Europea propone participar cada año a varios colegios en un programa para desarrollar un CanSat, un satélite del tamaño de una lata de refresco, que en la versión de los alumnos de primero de bachillerato del instituto Margarita Salas recogerá información sobre la contaminación atmosférica.
Los próximos días 16 y 17 de abril el equipo Asterix participará en la competición regional de CanSat, con el lanzamiento de su pequeño satélite y el del resto de los equipos participantes en un mismo cohete.
Actualmente, se encuentran en proceso de desarrollo, financiación y difusión, aspectos que también suman puntos en la competición, de cara a una competición estatal y otra internacional. El desafío para los participantes es adaptar todas las partes de un satélite, como la energía, los sensores y un sistema de comunicación, dentro de este espacio tan reducido como lo es una lata.
El CanSat deberá realizar un descenso controlado, para recuperarlo y extraer los datos, ahí se encuentra la dificultad. Alcanzará una altura de 1 kilómetro, desde donde realizará mediciones de humedad, temperatura y presión atmosférica, pero también tendrá una misión secundaria relacionada con la contaminación atmosférica.
En concreto, sobre las partículas PM2,5 y PM10, que son altamente dañinas para el sistema respiratorio y contribuyen al desarrollo de otras enfermedades. Son muy abundantes en zonas donde hay contaminación urbana. Allí abundan los casos de enfermedades respiratorias, como la bronquitis, y dolencias cardiovasculares.
Así, utilizarán un sensor específico para este tipo de partículas para obtener datos acerca de la cantidad de estas partículas que se hallan suspendidas en el aire de la zona, para posteriormente “poder hacer un estudio científico-sanitario que ayude a saber si se debe de proceder a concienciar a la población”, nos cuentan.
Tanto el curso como el desafío están dirigidos al profesorado de secundaria, bachillerato y FP de centros sostenidos con fondos públicos. Los alumnos creen en una solución como está para “proceder a buscar soluciones a los efectos de estas partículas” que pueden provenir de los automóviles, camiones, fábricas, quema de madera y otras actividades.
Confían en que el lanzamiento y la recuperación de su pequeño satélite, a través de un GPS, permita que pueda volver a tierra sano y salvo, en el aeródromo de Brunete.