“Un deporte de ‘hooligans’, jugado por caballeros”. Por hombres y también, por mujeres. Por manida y por poco inclusiva queda atrás ya esta definición de rugby que llegó junto con el juego desde Reino Unido hace unas cuantas décadas atrás. Desde Reino Unido se extendió por España y también se instaló en Majadahonda, donde el oval tiene una buena cuota de protagonismo y además, triunfa a nivel nacional con sus dos equipos ‘senior’.
En el vestuario, dos figuras se alzan con la capitanía de ambas secciones del club. Mientras en sus vestuarios son la figura referencia del club, las cosas se igualan cuando cruzan la puerta de casa. Juan y Marta son pareja de puertas para dentro y una vez que atraviesan el marco del Valle del Arcipreste y entran en sus respectivas casetas, también capitán y capitana de cada equipo.
Una pareja de élite que llevan las riendas del club en su más alta categoría. Mientras Marta lidera a las suyas en busca del tan ansiado título, que se ha escapado dos veces en la final, Juan ha pasado el año en la cara más dura del deporte. Las lesiones le han mantenido en blanco y ha tenido que ver desde fuera cómo los suyos mantenían la plaza en División de Honor.
Antes de que surgiera la chispa entre ovales, patadas a palos y ensayos, hay que remontarse a los inicios de cada uno. Marta empezó en Madrid, pero no en Majadahonda, y llegó tras aburrirse de la piscina. “Yo venía de la natación. Competía a buen nivel, pero estaba cansada de la natación. En el instituto vinieron a dar una clase de rugby y me encantó y fui a probar. Me quedé allí. Empecé con 13 años a jugar con chicos”, reconoce la capitana.
A Juan le enganchó su padre, que ya jugó previamente en Pozuelo, después de no encajar en el fútbol. “Yo era muy movido y bastante grandote. Mi padre me fue a apuntar al Rayo Majadahonda, pero le dijeron que tenían que hacer pruebas y salió mosqueado. Buscó alternativas yvio que había un club de rugby, que él había jugado ya previamente y me llevó a probar. Desde el primer día me enganché. No he parado desde los cinco años”, apunta.
El capitán de ‘ellos’ también narra los otros inicios, como pareja. “Nosotros nos conocíamos desde antes de que Marta se viniera al Majadahonda. Habíamos jugado en contra de pequeños. Empezamos a hablar y una cosa llevó a la otra y llevamos seis años juntos”, reconoce entre risas de ambos en la videollamada que mantienen con En Papel.
Otro título que se volvió a escapar
Marta, junto a Cristina, que también forma parte del equipo y puso en contacto a esta publicación con ambos capitanes, vivieron de nuevo el mismo golpe, aunque de distinta manera. Otra vez Majadahonda llegó a la final y se escapó el ansiado título de Liga ante el Cocos.
Después de una primera parte de alta intensidad y en la que llevaron la delantera, las sevillanas terminaron por imponerse en el marcador final. Unas semanas después del final de temporada, Marta hace balance. “Se nos fueron muchas jugadoras por motivos personales y empezamos la temporada con otro entrenador y un sistema diferente de juego. No sabíamos cuántas íbamos a ser y encima, teníamos un cambio de sistema en el que queríamos jugar al rugby con un por y para qué. Cuando ha salido hemos sido las más anotadoras de la liga, llegamos a la final y perdimos, pero el nivel que demostramos ha sido muy grande. Hemos roto con el rugby femenino, que dicen que es más lento. Hemos sacado nuestro mejor juego hace tiempo”, sentencia. La jugadora también busca soluciones y analiza cuál puede ser el camino para que a la tercera vaya la vencida. “Creo que las dos finales han sido muy distintas. Esta fue muy igualada. Perdimos por el físico, porque en la primera parte dimos todo y en la segunda quedamos cortas y por la toma de decisiones que tomamos en fatiga. El año anterior Cisneros nos dio mil vueltas. Esta fue por pequeñas cositas y perdimos la final”, afirma, declarando antes de que todo empiece que los pasos para el título ya son cada vez más pequeños.
Juan, en cambio, tuvo que ver como sus compañeros luchaban por una permanencia muy sufrida y disfrutan de cómo sus compañeras pelean por todo. “Hemos peleado mucho por ascender durante muchos años y estar jugando esta liga es casi un premio. Las envidio, por ver cómo se juegan la liga, pero por otra parte, tengo toda la ilusión por seguir jugando aunque sea por mantener la categoría. Por mi parte, no sé si lo llamaría envidia”, explica.
Otros planes románticos
Pero, ¿cómo se vive en una casa en la que dos deportistas de élite conviven en el club, luchan por grandes objetivos y también trabajan? Juan, por su parte, trabaja como instalador de protecciones pasivas ante incendios. Un trabajo físico que no le impide cumplir con las demandas del rugby. Marta, en cambio, vive inmersa en ese mundo. Trabaja como entrenadora en un gimnasio y prepara antes de prepararse ella misma para las batallas sobre el verde.
Para ellos, la convivencia entre ambos es de normalidad, aunque tienen que renunciar a ciertas cenas o, como reconocen, cambiar una cita por un entrenamiento. “Hay momentos que se hace complicado: uno juega, el otro viaja, que si hay entrenamiento extra… Son horas que te quitas de estar con tu pareja. Son circunstancias. Como estamos los dos en lo mismo entendemos por lo que pasa el otro. Hay momentos difíciles pero es llevadero, porque estamos ambos en la misma situación”, apunta Juan, que también explica lo complicado en ocasiones de conciliar trabajo y deporte. “Cuesta bastante. Por tema de curro y demás. Yo estoy en Salamanca por trabajo y lo primero que he hecho es buscar un gimnasio. Influye bastante. En vez de estar descansando, voy a entrenar”, apunta.
Marta, por su parte, reconoce entre risas que la rutina entre las parejas tampoco es la más habitual. “Igual cambiamos la cena romántica por gimnasio. Cambiamos los findes por ir a vernos a los partidos. Hay momentos a los que renunciar. Pero, luego sabes que te entiende, que los objetivos son los mismos… Cambiamos muchas cosas que podíamos hacer por gimnasio o pensar en comer bien”, explica.
La entrevista se cita para el mismo día que el Caso Van den Berg se sentenciaba dejando fuera a España del Mundial de Rugby. Para ambos, un castigo injusto para unos jugadores que se habían ganado la clasificación sobre el verde y una gran oportunidad perdida para dar visibilidad a este deporte en España. “Es la peor noticia que puede dar el rugby español. Que tú tengas eso por méritos y que en los despachos no hacen su trabajo y se quedan fuera del mundial. Muchos se iban a retirar sabiendo que iban a jugar un mundial. Creo que es lo más duro que te pueda pasar”, sentencia Marta con todo de indignación.
Sois ejemplo de nuestro club y faros de categorías inferiores. Ale Majadahonda ale ale