Paula Camarero y Laura Martínez, fundadoras de Respira, han protagonizado un nuevo Martes del Emprendimiento organizado por el Instituto de Emprendimiento Avanzado, con el patrocinio de Iberdrola, que ha conducido el CEO de esta escuela de negocios, Wilfredo Jurado.
Respira, clínica de fisioterapia respiratoria que se encuentra en Pozuelo de Alarcón, es la aventura emprendedora de Paula y Laura. Ellas son dos fisioterapeutas que decidieron unir sus caminos, tras comenzar su carrera como profesionales autónomas. “Nos dimos cuenta de que compartimos muchos puntos de vista”, explicaba Paula.
Esta especialidad, centrada en la cavidad nasal y los pulmones, no está muy extendida y mucho menos lo está en la sanidad pública donde, según Paula, “son un cajón desastre y tienen que hacer de todo. Los fisioterapeutas tienen que servir para todo, para colocar un hombro, rehabilitar una cadera o ayudar a la recuperación de un paciente operado de cáncer de pulmón”.
Algunos de los casos más frecuentes que tratan son pacientes con cáncer de pulmón, niños con bronquiolitis, personas con asma e incluso gente que arrastra secuelas del Covid. El 85% de ellos son niños o bebés, frente a un 15% de público adulto. Y es que según Laura, “los padres están más dispuestos a invertir en la salud de sus hijos, antes que en la suya propia”.
El objetivo de Paula y Laura es restaurar una función pulmonar en su paciente mediante ejercicios o técnicas para las que cuentan con maquinaria especializada y actividad física, consiguiendo mejorar la calidad de vida de los que pasan por su centro. Hasta el momento, solo ellas dos forman el equipo, desarrollando todas las labores necesarias. Desde las redes sociales, hasta las propias terapias, y aunque cuentan con la ayuda de una gestora, “nuestro plan de futuro es crear un equipo con el que podamos trabajar y atender a más pacientes”.
“Un buen tándem”
En cuanto a la relación entre socias, para Laura y Paula es imprescindible la comunicación, “porque siempre vas a chocar, pero nosotras dedicamos un tiempo al día a aclarar cosas y definir el rumbo que llevamos”, explican.
En tan solo un año y cinco meses desde su apertura ya cuentan con una cartera de clientes consolidada. Prestan mucha atención a la formación a través de sus redes sociales, “porque si divulgas, lo demuestras, lo explicas con pruebas y es más fácil que la gente confíe en ti”, explicaba Paula.
Otra oportunidad que están explotando son los canales de venta de servicios sanitarios en los que destacan por ser una clínica tan especializada. Sus clientes no solo son locales, sino que proceden de todos los puntos de la Comunidad de Madrid e incluso de otras provincias como Segovia o Toledo. En esta época del año reciben una mayor cantidad de clientes con síntomas relacionados con el clima.
Para Laura y Paula, “tan solo con una hora de tratamiento no vale, tú tienes que continuar las 24 horas”. “Hoy en día se respira mucho por la boca a causa del estrés, lo que causa problemas como la rinitis, infecciones o apneas, lo que hace imprescindible trabajar junto a una red de profesionales para hacer un abordaje integral”, asegura Paula. De su agenda dedican entre seis y siete horas diarias a los pacientes.
Paciente o cliente
Sus tratamientos siempre comienzan con una primera sesión de evaluación, con un coste de 60 euros, a la que le acompañan unos bonos que se establecen tras la terapia que el paciente necesite. Incluso cuentan con acuerdos con asociaciones de pacientes para permitir precios más reducidos a enfermos crónicos. Ambas consideran que “son precios competitivos, teniendo en cuenta lo que hay en la región”.
No solo divulgan a través de sus redes sociales, sino que cuentan con una rama de formación que de momento suma dos cursos. Uno para profesionales y otro para familias. Además de las sesiones, ofrecen una serie de productos especializados para que el paciente pueda continuar en casa con lo aprendido en la terapia. Tras la inversión inicial, en una clínica moderna, cálida y que inspira confianza, los costes continúan llegando en forma de mejoras para los diagnósticos, como el ecógrafo “que ahora queremos comprar, pero cuesta 25.000 euros”.
Reconocen que “en la universidad nos han inculcado el papel de paciente, que no es el mismo que el de cliente, por eso nos cuesta vender en general. Se coloca al paciente como alguien vulnerable, y se pierde la visión comercial”.
Esta dupla de emprendedoras reconoce que “nadie nos ha explicado cómo funciona una empresa. Sabemos que tenemos beneficios, pero tenemos en mente formarnos en marketing, emprendimiento o gestoría”.
Aunque Paula apunta a que “de un emprendimiento es difícil salir, siempre te lo llevas a casa”, Laura “no cambiaría este modo de vida por nada”. Ambas se ven “juntas, porque hacemos un muy buen tándem”. Además, quieren dar más relevancia a la rama docente.
Para los nuevos emprendedores, lo dejan claro. “Miedo siempre va a haber, pero tienes que seguir buscando esa pasión. No es tanto el tiempo, si te gusta”, explicaba Paula, a lo que Laura apostillaba que “sobre todo hay que tener paciencia, comunicación y creer en el proyecto”.