El fundador de Socks Market, Miguel Valero, fue el protagonista de una nueva edición de los Martes del Emprendedor, que organiza el Instituto de Emprendimiento Avanzado. El encuentro se celebró en el centro ‘all in one’ de CaixaBank en el edificio Axis de Madrid y sirvió para conocer la historia de un emprendedor que puso en marcha su primer negocio porque lo necesitaba, y no porque quisiera.
Cuando con 40 años Valero, periodista, y su socio Ángel, fontanero, se quedaron en el paro en la última crisis económica, decidieron poner en marcha su propio negocio para salir adelante. Valero considera que este “emprendimiento por necesidad” es “el patito feo del emprendimiento”, pero mayoritario. “No hay grandes palabras, no hay grandes rondas de inversión… es todo como mucho más pequeño y artesanal. Pero estoy convencido de que en España el grueso del emprendimiento tiene que ver más con el emprendimiento por necesidad que con el emprendimiento por oportunidad”, explica.
De ese proceso de búsqueda de una forma de conseguir dinero rápido y con poca inversión surgió en 2017 Socks Market, una tienda dedicada exclusivamente a la venta de calcetines.
Valero comenta que en aquella época “era un proyecto marciano” porque no había ninguna tienda de esas características. “El concepto de tienda multimarca especializada en calcetines no existía”, explica.
Según cuenta, su objetivo era poner en marcha un proyecto hiper especializado, novedoso y barato: “Es un negocio que no requiere maquinaria, los muebles son muy básicos: una máquina registradora, unos calcetines… y un titular superpotente: ‘La primera tienda de calcetines de España’”.
La empresa comenzó con 12.000 euros de capital propio y 18.000 euros de financiación, y una tienda de 9 m2 en el centro de Madrid: “Un negocio donde solo se vendieran calcetines solo tiene sentido en los núcleos centrales de las grandes ciudades. Los alquileres en esos sitios eran brutales, luego nuestra propia necesidad de no tener ‘pasta’ nos llevaba a ver que si queríamos un negocio hiper especializado y en el centro de Madrid el local tenía que ser enano”, cuenta Valero.
El impacto de la pandemia
Tres años después de abrir, Socks Market contaba con una plantilla de 22 personas y con dos tiendas en Madrid y una en Barcelona. El 70% de sus ingresos procedían de los turistas que pasaban por ellas. Pero la irrupción del coronavirus cortó de raíz la llegada de turistas y les obligó a buscar una nueva vía de negocio: los calcetines personalizados para empresas, eventos, congresos e incluso hoteles, que los incluyen entre los ‘amenities’ para sus clientes.
“Ahí empezamos a tener un dinero extra con el que no contábamos”, señala Valero, quien destaca que esta nueva área de negocio ha representado un 20% de la facturación de la empresa en el primer trimestre de 2022. “Y como teníamos más tiempo, nos sobraba, también empezamos a fabricar líneas propias de calcetines”, añade.
La recuperación del impacto de la pandemia está siendo “lentísima”. La facturación de Socks Market todavía se encuentra entre un 25% y un 27% por debajo de los niveles previos al virus y los alcanzará, según sus previsiones, a finales de este año. Mientras tanto, trabajan en un nuevo producto: unos calcetines que realmente son de ‘kilómetro 0’, frente a los que se etiquetan así pero parte de su proceso de fabricación se lleva a cabo lejos. “Nosotros hablamos con una cooperativa de Sevilla, a la que le compramos el algodón, hemos localizado en la zona textil de Cataluña una fabrica que todavía hila, los vamos a teñir en Alicante y los fabricamos en Burgos”, explica Valero.
Durante el encuentro, Miguel Valero aprovechó para dar un consejo a quien esté pensando en poner en marcha su propio negocio por primera vez: “Que no se rodee de gente que le vaya a halagar el oído y que una vez que el proyecto esté armado, si cree en él, adelante. Todo lo demás va a llegar si el proyecto está bien armado”.