El Ayuntamiento de Majadahonda ha intensificado, como cada año, las actuaciones oportunas para gestionar la aparición de orugas procesionarias, habituales en parques, jardines y zonas forestales de todos los municipios en esta época del año. Para controlar las poblaciones de estos insectos, el Ayuntamiento está dando prioridad a los métodos no químicos y a la promoción de mecanismos naturales.
Así mismo, se realizan tratamientos con insecticidas biológicos, sin incidencia negativa en el medioambiente, animales o personas, fundamentalmente en zonas forestales como el Monte del Pilar, al tiempo que se realizan inspecciones periódicas de las áreas de arbolado susceptibles, para proceder a la eliminación manual de los bolsones característicos de esta especie. Dentro de los trabajos de control y reducción de la oruga procesionaria realizados por el Ayuntamiento de Majadahonda en los parques y zonas verdes del municipio, se colocan también trampas de feromonas para atraer a las mariposas macho y poder determinar la curva de vuelo de la especie anualmente.
Estas trampas se sitúan en una rama baja de un árbol, en un lugar donde circule el aire con el fin de que se difunda la feromona, antes de que comience el periodo de vuelo de la mariposa y hasta que este finalice, con revisiones periódicas. Los planes de actuación del Ayuntamiento, han supuesto la paulatina disminución de la infestación de procesionaria, tal y como ponen de manifiesto las cifras de retirada de bolsones en los últimos años: en 2022 se quitaron 2.240; en el 2023, un total de 1.523 y el año pasado 1.459.
A la espera de los datos de la campaña de este año, una vez finalizadas las labores de corta de bolsones, las cifras demuestran la eficacia de los tratamientos realizados. Según los informes municipales, el 29% de la superficie (30,6 hectáreas de pinos o cedros) presenta valores nulos (sin ningún bolsón) y el resto, valores bajos o muy bajos, puntualmente moderados o altos. El Ayuntamiento de Majadahonda recuerda la importancia de evitar la manipulación de las orugas procesionarias, sobre todo por parte de niños y mascotas, especialmente vulnerables a los pelos urticantes que liberan y pueden producir lesiones en ojos, mucosas y piel, en algunos casos de carácter grave.
La recomendación es no acercarse a zonas donde se detecte una elevada presencia de procesionaria, extremar las precauciones y avisar a los servicios municipales de Medio Ambiente, que han colocado carteles informativos en los parques. Las orugas procesionarias, de la especie de mariposa Thaumetopoea pityocampa, se refugian durante el invierno en bolsones que tejen en las copas de los árboles. Cuando las condiciones son favorables, y al haber finalizado su desarrollo larvario, bajan al suelo “en procesión” para enterrarse y, finalmente, emerger como mariposas.