Maryem Sáder, mentora y consultora estratégica, ha protagonizado un nuevo Martes del Emprendimiento organizado por el Instituto de Emprendimiento Avanzado, con el patrocinio de Iberdrola, que ha conducido el presidente de esta escuela de negocios, Juan Claudio Abelló.
Sáder, venezolana que lleva 25 años en España, suma 20 años de experiencia internacional como experta en consultoría, en estrategia, en mentoring, marcando las prioridades en la estrategia de una organización a través de su CEO, además de una amplia experiencia en industrias creativas. Sáder resume en tres puntos clave los pasos que todo líder ha de seguir para poder mantener el foco de su empresa y que esta avance.
“La estrategia no es una partida de ajedrez”
Lo primero es “tener una idea clara del objetivo, tener una visión”. Para ello aplica una metodología colaborativa, “empezamos con una conversación con la persona a cargo y hacemos que ellos mismos se den cuenta. Ayudamos al CEO a saber cuál es el siguiente paso. Porque nadie va a saberlo mejor que ellos”. Con el paso del tiempo, las empresas han de repasar sus objetivos y prioridades, que a menudo se tienen que adaptar al contexto actual, lo que es objeto de reflexión para Sáder. “Siempre hay que decidir de dentro hacia fuera, porque tenemos que entender que todo antes ha sido una idea dentro de la cabeza de alguien”.
“La estrategia es la oportunidad que tenemos de decidir, en cada momento, hacia dónde vamos. Por eso yo siempre hablo de que hay que tener un mega objetivo, y luego hitos, objetivos más pequeños, cosas que yo sé que me van a ir llevando hasta allí”, aseveraba Sáder. No es necesario que tener todos los pasos delimitados, “es misión imposible saber lo que va a pasar en los próximos cinco años”.
Las principales preguntas del pensamiento estratégico son: ¿dónde estoy?; ¿qué es lo que tengo delante y cuál es mi objetivo?, buscando las decisiones que te acerquen más al objetivo.
“Lo urgente te quita de lo importante”
Después, hay que “poder tomar esas decisiones”. Es importante “comprometerme con lo que soy y olvidarme de lo que no soy”, explicaba Sáder, asumiendo que “todo tiene un riesgo asociado, y tenemos que elegir el riesgo que queremos correr. Porque el miedo siempre va a estar ahí, pero es una señal de aviso, como el dolor”. Una vez que el líder reconoce los caminos a seguir, es capaz de dirimir si quiere o no asumir un riesgo, pese al “miedo al fracaso o a perder lo que has conseguido”. “Los errores son retroalimentación. Te enseñan, no son un fracaso. No son un no rotundo. Es un “no así”, “no aquí”, “no de esta manera””.
Nuestro cerebro tiene dos necesidades principales, según Sáder; la seguridad y la eficiencia. “Para poder avanzar a pesar de ese miedo, hay que entender que siempre te va a dar herramientas, sin tener miedo a no ver el destino final”. Para Sáder “siempre hay que hacer las cosas antes de sentirse 100% preparado, porque entonces ya es tarde. Hay que perder el miedo a equivocarnos”.
“Cuando uno empieza un negocio le toca hacer un poco de todo”, lo que hace imprescindible tener un conocimiento amplio para poder explicar a las nuevas incorporaciones al equipo “como comunicar lo que va a vender”.
“Es la única manera de poder tomar una decisión. A medida que el monstruo se va haciendo más complejo, también lo hacen las decisiones, por eso también es tan importante tener el objetivo claro. Siempre hay una cabeza que ahora llaman Chief Visionery Officer, que es como el que tiene la visión y la traslada a las diferentes áreas. Pero tienes que entender como funciona ese organismo vivo, la empresa”. A la vez matizaba que “es importante saber en quién delegas, pero no podemos crecer y hacerlo todo”.
Sáder citó al expresidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, recordando que “cuando uno enfrenta una decisión lo mejor que puede hacer es tomar una buena decisión, lo segundo que puede hacer es tomar una mala decisión y lo peor que puede hacer es no tomar una decisión”. “Para ser un buen líder hay que tener decisión en el instante entre el estímulo y la respuesta. Siempre hay que buscar darle la vuelta”
“Requiere un entendimiento que va mucho más allá de los números en un papel”
Hay preguntas que todo líder debería hacerse frecuentemente, como: ¿quién es mi cliente?; ¿qué problema le estoy resolviendo?; ¿a qué lo estoy ayudando?; ¿por qué me va a venir a mí y no al otro?.
Un ejemplo muy ilustrativo son aquellas “personas que fundan una empresa, pasan los años y no se reconocen en ella. Se dejan llevar por el día a día y pierden sus referencias. Se dejan llevar por el día a día sin parar a decir, vale, ¿cuál es la visión de la empresa?”.
“Solo el 5% de lo que hacemos no es automático, es racional y consciente, que es donde están las metas, la visión a largo plaza”. La zona de confort es un mecanismo de nuestro cerebro para ahorrar energía, a través de la creación de hábitos, por eso “la estrategia implica a cualquier hábito diario”. Pese a las creencias o prejuicios que se puedan tener, Sáder insiste en que “esas creencias son hábitos de pensamiento”, y en que “se pueden cambiar como un hábito. Mediante un shock, que no es lo mejor, o a través de la repetición, que es como se crean los hábitos. Por eso primero tienes que identificarlos y después sustituirlos”.
Lo que más detecta Sáder entre los líderes es “que se sienten estancados. Porque siento que hago muchas cosas y no pasa nada, no avanzo. Y la duda de “¿por qué si yo se que quiero hacer no lo hago? Y eso nos obliga a replanteárnoslo. Lo único que podemos hacer es tratar de entender como funciona nuestra cabeza y hacer que trabaje a nuestro favor”.
Trabaja tanto en América Latina, como en EE. UU. (Florida), además de en España, y ha podido comprobar las diferencias y similitudes entre cada región, ante lo que explicaba que “en algunas cosas el mundo es bastante homogéneo, pero entre los países hay diferencias culturales, y eso afecta a las medidas que tenemos, las prioridades que tomamos… Hay algunas sutilezas como en EE. UU., donde son muy directos, pero nosotros los latinos somos un poco más relativos. Pero al final somos todos personas y todos tenemos las mismas dudas, incluso el síndrome del impostor”.
Tener clara la identidad y el objetivo de la empresa también es un factor importante para la comunicación, según Sáder, “saber quién eres y a dónde vas es fundamental, porque esa autenticidad es lo único que te va a diferenciar del resto”. Además, “una de las mejores cualidades de un líder es saber contar con un buen equipo, para poder delegar en él”.