Cristina Lozano, Managing director de Century Incoming, ha protagonizado un nuevo Martes del Emprendimiento, organizado por el Instituto de Emprendimiento Avanzado, dirigido por el CEO de esta escuela de negocios, Wilfredo Jurado, y su presidente Juan Claudio Abelló, que dieron a conocer esta empresa líder en el complejo sector turístico receptivo, desmitificando la idea del “viaje por libre” y mostrando la compleja estructura y el arduo trabajo que hay detrás de una experiencia turística.
Cristina, cuya empresa lleva dos décadas en funcionamiento, desgranó el modelo de negocio de Century Incoming, explicando que, a diferencia de una agencia de viajes minorista que vende al cliente final, ellos operan como agencias locales en España para turoperadores y agencias extranjeras. “Somos la agencia local de muchos de los extranjeros que vienen a pasar sus vacaciones a España”, afirmó. Su función es organizar toda la logística en destino: traslados, hoteles, restaurantes, guías, visitas a monumentos y cualquier otro servicio turístico solicitado. Cristina lo ilustró con una metáfora elocuente: “Nosotros somos como el laboratorio y ellos son la farmacia que lo están vendiendo”, refiriéndose a sus clientes, las agencias extranjeras.
La emprendedora detalló que su negocio es claramente B2B, donde sus clientes no son los turistas, sino las grandes empresas y turoperadores de otros países que buscan ofrecer España como destino. Para establecer estas alianzas, Century Incoming participa activamente en ferias de turismo internacionales de la mano de organismos como Tour España y asiste a workshops comerciales. La empresa negocia directamente con una amplia red de proveedores españoles, desde hoteles y empresas de transporte hasta guías y restaurantes. Si bien la negociación puede ser, Cristina mantiene una postura firme: “Yo digo, necesito este precio, si me lo dan bien y si no me voy a otro sitio”.
Un pilar fundamental del crecimiento de Century Incoming ha sido su apuesta por la tecnología, invirtiendo masivamente en un programa que permite automatizar la creación de itinerarios. “Lo que antes tardaba un día en prepararse manualmente – incluyendo la solicitud de disponibilidad y precios a múltiples proveedores –, ahora se completa en minutos”, explicó. Este sistema está conectado a más de 400 hoteles, proporcionando disponibilidad y tarifas en tiempo real. Esta inversión, en parte realizada durante la pandemia, ha permitido a la empresa escalar y gestionar un gran volumen de negocio, aunque la personalización sigue siendo clave, ya que los clientes a menudo solicitan modificaciones “a medida”.
Sobre el estado actual del turismo, Cristina considera que “está en auge en España”, destacando que el país ofrece una “combinación casi perfecta de atractivos, más allá de los monumentos, lo que realmente cautiva a los extranjeros, especialmente a los americanos que son su principal mercado en Madrid, es el estilo de vida y la forma de relacionarse”. Sin embargo, también señaló desafíos como el impacto de los apartamentos turísticos, cuya desregulación complica la gestión de la capacidad y el nivel del turismo.
Cristina comenzó sola hace 20 años, tras haber trabajado en el sector. El inicio no fue fácil, “el momento más duro fue el primer día”, llegando a pensar “pero, ¿quién me ha mandado hacer esto?”. Sin embargo, esa sensación duró poco. Con esfuerzo y dedicación, fue construyendo su equipo, que hoy suma 42 personas en Madrid, 3 en Barcelona y 6 en París. La clave para gestionar este crecimiento, según ella, ha sido “trabajo duro y, sobre todo, aprender a delegar”, un proceso “muy lento y caro” pero esencial. Aseguró que “es la única manera en la que luego puedes bajar el ritmo y disfrutar”.
Para los futuros emprendedores, Cristina ofreció un consejo práctico: “que se metan en un negocio, que sepan de qué va, que no hagan experimentos”. Si ya tienen experiencia en un sector, y “saben cómo trabajas y cómo eres, seguramente te va a ir bien”. A pesar de haber recibido ofertas para vender su empresa, disfruta de su trabajo y del momento actual, habiendo logrado un ritmo que le permite incluso ausentarse quince días.