Con este calificativo terminó su tweet el alcalde de Majadahonda Jose Luis Álvarez Ustarroz felicitando a Rafa Nadal por su última conquista. El tenista manacorí cerró este 31 de enero como el mejor tenista masculino de la historia al conseguir su vigesimosegundo trofeo de Grand Slam. El segundo Abierto de Australia de su carrera le sirvió a Nadal para romper el desempate a veinte que mantenía con Roger Federer y Novak Djokovic. El serbio fue el centro de atención en el inicio del torneo por su entrada en Australia sin vacunar con una exención médica que acabó en el juzgado y con manifestaciones en Melbourne. El sector antivacunas encontró una referencia en un Djokovic que juega al despiste sobre si está o no vacunado aún y que entró con PCR cuyo resultado certificado es de dudosa fiabilidad.
Finalmente expulsado del país y del torneo, Rafa Nadal tenía un camino despejado, pero partía lejos de llegar como favorito. El tenista manacorí arrancó el torneo con la expectativa de competir después de que su lesión crónica en el pie izquierdo y la Covid-19 complicaran la preparación. Y más, le hicieran hasta valorar la retirada del tenis profesional. La victoria final fue casi calificada de milagro más que por la épica del encuentro por el momento físico que atravesaba Rafa.
El tenista español dejó atrás en primera ronda a Giron, en segunda al alemán Hanfmann y no perdió un set hasta el encuentro de diecieisavos con Khachanov, al que derrotó por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-1. En octavos cayó Mannarino, en cuartos Shapovalov y en semifinales, Berrettini. En la final esperaba Medvedev. El ruso llegaba como un joven talento en forma y lo demostró con su 6-2 y 7-6. A mitad del tercer set, el tenista moscovita lograba tres puntos de break para encarrilar el partido y, en la épica de la épica, Nadal reapareció y empezó a fraguar su remontada hasta ganar los tres sets siguientes seguidos. Al 2-6, 6-7 a favor del ruso habría que sumarle un 6-4, 6-4 y 7-5 para poner fin al torneo en un partido que empezó en el primer café del día y terminó con celebración en una feliz sobremesa.