El Instituto de Emprendimiento Avanzado celebra un nuevo Martes del Emprendimiento con el patrocinio de Iberdrola.
Auxers es un proyecto que ha nacido para ayudar al ecosistema emprendedor a impulsar el negocio y a fortalecerlo frente a los retos futuros. El nombre de la firma que codirigen David Ros y David Ramírez no es casual. El segundo, que es experto en el campo digital y en fortalecimiento de la marca, lo tuvo claro desde el principio. Auxers porque en la mitología griega Auxo era adorada por ser la diosa del crecimiento y del desarrollo. La que hace crecer a las personas.
David Ros es quien ha tomado la palabra en la presentación, que ha conducido el CEO de la Escuela de Negocios, Wilfredo Jurado. Ros ha explicado que Auxers presta a pymes y startups esos “servicios adyacentes” que son clave para que un negocio funcione. Y es que el emprendedor, subraya, “no sabe de todo” y cuando se lanza a emprender se convierte en un “hombre orquesta” que tiene que hacerlo todo.
Ros y Ramírez dejaron sus prometedoras carreras en empresas multinacionales y la seguridad de un buen sueldo a final de mes, para volcarse en este proyecto que les permite “hacer lo mismo que hacíamos, ganando menos dinero, pero estando más cerca del cliente para formar parte de su proyecto. Es un trabajo más cercano“. Son proveedores de servicios profesionales en materias como fiscalidad, financiación, marca, digitalización y recursos humanos. Auxers aporta valor al cliente y son expertos en la gestión y tramitación de fondos europeos. Su papel no se limita a conseguirlo porque, explica David, “yo te ayudo a construir el proyecto que te da la subvención y la tramito, porque no te aporto valor solo si te la consigo. Para eso te doy dos o tres buscadores que los hay para mirar y pedir subvenciones. Nosotros lo que queremos es construir relaciones a largo plazo“.
Otro de los puntos en los que ha incidido Ros es el de la defensa del empresario, que considera que en España se identifica erróneamente con la figura del Ibex, cuando “el 90% de los empresarios españoles tienen 2-3 empleados y él es el cuarto“. Esa es la figura que defiende Ros, el emprendedor que “lidera” el proyecto y al equipo que “suma” para hacerlo posible. Un líder que no puede “dar las malas noticias a sus compañeros” sino que tiene que “aguantar mentalmente la presión y la motivación y aportar por sí mismo”. Hay que tener confianza y marcar los objetivos a medio plazo porque cuando pones en marcha un proyecto “el esfuerzo es inmediato, pero el retorno no es inmediato“. En este sentido, se ha vuelto a detener en el capítulo de ayudas, subvenciones y fondos europeos. Es cierto, señala, “que la administración podría poner menos trabas y ampliar los plazos para que los emprendedores puedan solicitarlas”. Sin embargo, a renglón seguido ha añadido que “no se puede financiar todo, hay que sufrir. El emprendedor es el que busca el dinero para sí, seamos serios, es el primero que tiene que poner de su parte”.
David Ros se muestra optimista en materia de emprendimiento porque “la generación que viene es mucho más creativa y demanda más libertad. Son nativos digitales y tienen el gen de la libertad“. Solo tienen que encontrar el camino para monetizar sus ideas. Las nuevas generaciones “no quieren ser esclavos, quieren ser sus propios jefes y hacer las cosas a su aire. Son más despegados que las generaciones anteriores de trabajo por cuenta ajena o ser funcionario. No piensan en formar una familia y tener hijos, que es uno de los factores que a nosotros nos empujaba a buscar la estabilidad laboral”. En este sentido, ha aplaudido el papel crucial del Instituto de Emprendimiento Avanzado para ofrecer una “formación transversal” que es muy necesaria para los emprendedores. “Hay una primera fase en la que el emprendedor tiene que valerse por sí mismo y ahí la formación es fundamental”, a lo que añade que “es cierto que hoy en día encuentras en la red mucha formación gratis, pero nadie te garantiza que sea buena y la de aquí lo es”. Ros anima a los emprendedores a que se lancen “solo si están 100% convencidos” de que su idea puede funcionar y que no desesperen si no funciona, porque “nosotros teníamos claro que la idea podía no funcionar, pero también teníamos la idea de que íbamos a trabajar lo que hubiera que trabajar para que funcionara“. Los inicios, concluye, “son duros porque trabajas más y ganas menos de lo que ganabas antes, pero es más divertido”.