Wifredo Rincón, investigador de Historia del Arte del CSIC, ofrece una conferencia sobre el artista que fue director del Museo del Prado
en Villanueva de Gállego (Zaragoza) en 1848 y falleció en Madrid en 1921. La vida de Pradilla transcurrió entre Zaragoza, Madrid, Vigo, Linares, Granada y Roma y puede decirse que es un espejo de la sociedad española actual. A pesar de su enorme talento tuvo que salir de su país para hacerse un nombre. España quiso rescatarle dándole la dirección del Museo del Prado en la que solo estuvo dos años porque su afán por defender la importante colección chocaba una y otra vez con asuntos que no tenían mucho que ver con la pintura. Además, sufrió en sus propias carnes la quiebra fraudulenta de un banco que le hizo perder una fortuna.
El Instituto de Emprendimiento Avanzado ha querido recordar la figura del pintor coincidiendo con el centenario de su muerte y con el busto que el Ayuntamiento de Madrid ha colocado en el barrio de Rosales donde residió. La conferencia ha corrido a cargo del investigador del CSIC, Wifredo Rincón. Rincón ha definido a Francisco Pradilla como “un gran acuarelista y un gran retratista. Un pintor al que le gustaba reflejar la realidad y el paisaje”. La trayectoria del artista puede dividirse en tres etapas. La primera, la de su formación y sus primeros pasos artísticos, transcurre entre Zaragoza, Madrid y Vigo y termina en el año 1874 en el que consigue la beca para Roma, ciudad en la que vivirá hasta el año 1897 y en la que llegará a dirigir la Real Academia Española. En esos más de 20 años en la capital italiana son frecuentes sus viajes a España para pintar obras que hoy forman parte del vasto patrimonio cultural de nuestro país. La tercera etapa, hasta el año de su muerte, es la vuelta de Pradilla a Madrid que arranca con la dirección del Museo del Prado en la que solo estuvo dos años.
Pradilla fue reconocido con la medalla de honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes por Doña Juana la Loca, su primera gran obra, que actualmente se exhibe en el Museo del Prado. El catálogo de trabajos célebres de Pradilla es inmenso. La Rendición de Granada, El Suspiro del Moro o las composiciones más importantes del Palacio de Linares son obra suya.