David Molina, y Omar Mena, bodegueros manchegos y Luis Quintín, perteneciente a IPEX, entidad del gobierno de Castilla La Mancha para liderar la internacionalización de la región en el ámbito económico, protagonizan una nueva edición dedicada al emprendimiento, patrocinada por Iberdrola.
El Instituto de Emprendimiento Avanzado ha celebrado el último Martes del Emprendimiento de la temporada, patrocinado por Iberdrola, en el que se ha hablado del sector vitivinícola, sus problemáticas y sus perspectivas de futuro, que lo convierten en un sector en constante innovación y emprendimiento.
David Molina es gerente de Bodegas Pedrueras, situada en Cuenca, una bodega formada por 900 socios en régimen de cooperativa, que el propio David define como “una empresa para unificar los esfuerzos, comercializar los productos de la tierra y poder comprar, ofreciendo un servicio integral al socio, con compras colectivas de gasóleo, abono, seguros o incluso compra y alquiler de maquinaria”.
Luis Quintín, que forma parte del IPEX castellano manchego, “pretende ayudar a las empresas manchegas a salir al exterior con sus productos”. Quintín recordaba que “Castilla la Mancha cuenta con el 8% de la producción mundial de vino, tres veces mayor a la producción chilena o muy similar a la californiana”. Sin embargo, subraya, la región manchega es una de las “grandes olvidadas”.
Omar Mena, pertenece a Bodegas Gardel que es otro tipo de negocio. Una empresa familiar y privada que se dedica a los vinos ecológicos desde 2006, aunque a día de hoy se ven obligados a adaptar las fórmulas de sus caldos para ganar visibilidad entre público nuevo, como el de los consumidores más jóvenes, que prefieren sabores más afrutados, más dulces y con mayor aroma. Con 100.000 hectáreas de producción, tienen entre sus clientes internacionales a China, Suecia o Alemania.
En este Martes del Emprendimiento con sabor a vino, Quintín aseguraba que en el sector “hay un déficit en inversión para la comercialización” Y es que la competencia es feroz, con 4.500 bodegas en España, solo en Castilla la Mancha cuenta con 500 de ellas. “Hay mucha oferta y hay que posicionarse en un nicho o en otro dependiendo del mercado y las oportunidades que nos de este, adaptándolos a las necesidades de cada uno”. Quintín da especial importancia a mejorar la imagen del producto, adaptarlo al consumidor final y a buscar la diferenciación con la competencia, como claves del éxito.
Para todo esto es innegable la importancia de la formación de los profesionales vitícolas, cosa que Molina tiene clara; “la formación es la clave, porque para mi lo más importante es el capital humano, y poner en valor a los viticultores, que tan dependientes son del clima”. Todos coinciden en la importancia de mejorar la formación de forma continua para mejorar el producto, sin olvidar la enorme importancia del Spot Manager, que se encarga de situar cada producto en el mercado adecuado, y de escuchar a sus clientes para adaptar este a sus necesidades.
Una de las grandes preocupaciones del sector es el relevo generacional. Todos los asistentes estaban de acuerdo en que el problema es la rentabilidad, en definitiva “poder vivir de ello”. Para aunar todavía más fuerzas, se están poniendo en marcha Cooperativas Agroalimentarias, que agrupan a otras cooperativas, incluso de diferentes sectores, y con el apoyo de la administración regional. Luis Quintín, representante del IPEX reconoce que “para fijar población en un lugar no solo tiene que existir un trabajo rentable, sino también una serie de servicios esenciales”. “También existe una Ley de Despoblación en Castilla la Mancha, que pretende favorecerlo”.
Hoy en día el consumo de vino mundial está en torno a los 245 millones de hectolitros, pero los hábitos de consumo han cambiado mucho, buscando una mayor especialización y diferenciación entre cada uno de los caldos, “de ahí la variedad de botellas que encontramos en los lineales de los supermercados”, reconocía Omar Mena, cuya bodega ha pasado de tener 3 vinos en su catálogo, a 89 referencias de producto.