El Ayuntamiento de Majadahonda ha solicitado a la Delegación de Gobierno autorización para instalar más de 100 cámaras en la ciudad destinadas a incrementar la seguridad de los vecinos y controlar el tráfico. Una inversión de cuatro millones de euros que el equipo de gobierno municipal considera “prioritaria” y que desde esta cabecera apoyamos, aunque haciendo algunas observaciones.
Este tipo de medidas no son una novedad y otros municipios de nuestro entorno como Boadilla o Villaviciosa de Odón ya cuentan con cámaras de vigilancia para controlar las entradas y salidas de vehículos del municipio, zonas especialmente transitadas, así como urbanizaciones y áreas residenciales. El jurista, Fran Vasquez – Tenreiro, apunta en este número acertadamente que “mientras un solo crimen cometido en nuestras calles quede impune por carencias probatorias fallaremos en nuestro objetivo comunitario de protegernos como sociedad”. Sin embargo, frente a la libertad y seguridad que todos invocamos están también los derechos a la intimidad y a la propia imagen.
Los dispositivos que quiere implantar la corporación municipal van a situar a Majadahonda a la cabeza de la modernidad tecnológica. Se trata de cámaras inteligentes que distinguen entre personas y animales, tienen la capacidad de rastrear movimientos y enviar notificaciones. Sin embargo, lo más importante es que pueden actuar a demanda y no grabar ni reproducir su contenido indiscriminadamente. Los dispositivos graban aquello que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado quieren que graben en las franjas horarias que consideren y en función de los parámetros que introduzcan. Esta sofisticación también permite que, en caso de delito, no haga falta visionar cientos de horas de grabaciones. Basta con introducir los parámetros de aquello que queremos buscar para encontrarlo en un corto espacio de tiempo. Por ejemplo, si el sospechoso llevaba un jersey azul, bastará con que visionemos aquellas imágenes de aquellos vecinos que hayan estado en esa zona, en ese día y en esas horas con un jersey azul. En el caso de vehículos, podemos introducir la matrícula y las cámaras se activan cuando entra en el municipio, ofreciéndonos todo el recorrido del coche hasta que haya salido. La tecnología no debe ir en detrimento de los derechos a la intimidad y a la propia imagen. Al revés. Es una ventaja para proteger su ejercicio mientras garantizamos la libertad y la seguridad de los vecinos.