Este mes de febrero hemos conocido el estudio de la Sociedad de Tasación, que recoge que Majadahonda es el municipio de la Comunidad de Madrid donde más sube la vivienda nueva en el último año y ya roza los 3.000 euros el metro cuadrado. Nuestra ciudad se sitúa en el cajón de bronce por detrás de Pozuelo de Alarcón y Alcobendas.
No será en este periódico donde van a encontrar críticas a un sector que crea miles de puestos de trabajo y que contribuye de una manera decisiva al crecimiento del país. Sin embargo, la potencia sin control no sirve de nada.
Es necesario que la Administración Pública implemente medidas que sirvan para permitir el acceso de los jóvenes a la vivienda. De lo contrario, el descontento que hemos vivido desde el año 2015 y que ha servido de puerta de entrada a formaciones políticas de dudoso talante democrático será una broma, comparado con lo que puede estar por llegar.
La vivienda es la base para cualquier proyecto de vida, pero su precio se sigue incrementando. Cada vez son menos los jóvenes que pueden acceder a una hipoteca porque los sueldos no alcanzan. Eso es lo que reflejaba la ONG Ayuda en Acción en un reciente informe que pronosticaba que, en 2030, el porcentaje de hijos que seguirán viviendo con sus padres aumentará en un punto, acercándose al 50%. La generación más preparada de la historia no puede echar a volar.
Según el último informe del Observatorio de la Juventud, solo 16 de cada 100 personas de entre 16 y 30 años había conseguido emanciparse. Los españoles no consiguen emprender su proyecto de vida hasta los 30 años, tres años más que la media europea, mientras los family office compran sus casas al contado.
Majadahonda ha dado luz verde a 600 nuevas viviendas en el Arco de Poniente. Más de 250 unidades serán de protección pública. Este tipo de viviendas eran una buena noticia hace algunos años, pero ya este tipo de soluciones para los jóvenes ha dejado de ser atractiva. Los precios tienden a equipararse a los de la vivienda libre por la subida de los precios oficiales.
Es necesario que haya medidas adicionales de corrección, dentro de las competencias de cada administración. Los jóvenes no siguen viviendo en casa de sus padres porque quieren, no siguen compartiendo piso con las amistades cuando ya han entrado en la treintena porque quieren.
Los jóvenes no piensan en una vivienda porque no se dan las condiciones que les permitan acceder a ella. No pueden tener la vida que quieren.