Con motivo del inicio de la temporada de piscina, Cruz Roja Majadahonda facilita una serie de consejos para evitar accidentes en estos espacios, donde una pequeña distracción o una imprudencia pueden acabar en situaciones de peligro.
En declaraciones a En Papel, la pediatra colaboradora del Área de Salud de Cruz Roja, Paloma Nacher, ha recalcado que, sobre todo con los niños pequeños, hay que “tener muchísimo cuidado” para evitar ahogamientos. “Si un niño pequeño cae al agua, se ahoga en silencio. Y esto sí quiero dejarlo claro. Cuando un niño cae al agua, no lucha contra el agua, se hunde. Así como el adulto o el niño más mayor luchan o chapotean, el pequeñín se hunde y si no estamos vigilantes, no nos enteramos”, ha destacado.
En este sentido, y en cuanto a las personas mayores que sepan nadar, detalla que mientras estén en el agua, si notan un calambre, se marean o no se encuentran bien, deben salir. Respecto a quienes no saben nadar, deben “hacer caso a todas las indicaciones de los socorristas y ser cautelosos”.
LESIONES
Otros de los accidentes que se pueden evitar son los relacionados con tirarse al agua de cabeza. Si no se adoptan una serie de precauciones se pueden producir lesiones medulares, traumatismos craneales o roturas en el cuello. Por ello, “para tirarse desde un trampolín” hay que “saberlo hacer” tanto el que “se tira como quien está debajo” ser consciente de que arriba hay un trampolín, ya que le puede caer encima el bañista y tener “un golpe muy feo”.
“Debemos ser conscientes de que la piscina es un lugar para divertirse, para pasarlo bien, no para complicarnos la existencia para toda la vida. Por ello, correr por el borde también es peligroso, ya que resbala y la caída puede tener consecuencias al golpearse la cabeza y poder producirse una fractura de cráneo”, puntualiza Nacher.
CAMBIOS DE TEMPERATURA
Los cortes de digestión son otro de los aspectos a tener en cuenta. Desmiente que se produzca esa situación, ya que lo que se produce realmente es un “síncope por vasoconstricción” por un cambio brusco de temperatura, entre la que tiene el bañista y el agua.
“Esa situación, junto con que hayamos tenido una comida copiosa, promueve la aparición de ese síncope. Lo que podemos hacer para evitarlo es meternos en el agua poco a poco, tantear la temperatura, sentarnos con los pies colgando y refrescarnos la cabeza, o ducharnos en las duchas de la piscina para conseguir el equilibrio entre la temperatura externa e interna”, aconseja la especialista de Cruz Roja.
EXPOSICIÓN SOLAR
El sol es otro de los elementos a tener en cuenta cuando se está disfrutando de la piscina, ya que una exposición sin tomar precauciones, como el utilizar crema solar o ropa protectora, puede provocar quemaduras, y en el peor de los casos un melanoma, que “está subiendo peligrosísimamente entre los niños”.
Recomienda aplicarles periódicamente la crema de protección, al estar “constantemente entrando y saliendo del agua”, una situación que provoca que la “crema se haya barrido a la media hora”. Por ello, otra opción es que “usen un traje de neopreno que también les cubra las piernas”.