La candidata del Partido Popular salió indemne de un debate que fue ‘todos contra Ayuso’
Isabel Díaz Ayuso salió sin abolladuras y eso ya es un triunfo porque eran cuatro candidatos contra ella. Seleccionó a la perfección tres momentos en los que pudo lanzar el mensaje de confrontación contra el Gobierno de Pedro Sánchez en el que ella se siente más cómoda.
El primero al arrancar, el segundo al terminar el bloque de las relaciones de la Comunidad de Madrid con otras administraciones donde nadie podía ya replicar y el tercero en el minuto de oro final. No causa buena impresión la candidata del PP al leer continuamente las notas que llevaba y su cabeza sigue yendo más rápido que su palabra, lo que no le permite en muchas ocasiones trasladar bien su mensaje. Ayuso dedicó las más de dos horas de debate organizado por Telemadrid a dibujar a la Comunidad de Madrid como la tierra prometida a la que todos quieren llegar. Una suerte de mundo ideal que canta la banda sonora de Aladdin. Sin embargo, la realidad se encarga cada día de decir que no estamos mal los madrileños, pero que se puede estar mejor y que hacen falta políticas para mejorar la vida de los ciudadanos.
A Mónica García le pasó algo parecido. Su cabeza va más rápido que la palabra y no consigue transmitir con claridad el mensaje. La candidata de Más Madrid se equivocó cuando interpeló a la izquierda y se autoproclamó líder de este espacio político. “El 29M tengo la responsabilidad de liderar un gobierno progresista en la Comunidad de Madrid”, dijo. Más Madrid es un partido joven con mucho potencial, pero son los ciudadanos quienes tienen la última palabra. García presentó propuestas en vivienda, industria, transporte, educación o sanidad. Prometió traer a los sanitarios que se han ido a trabajar fuera y colegios con buenas instalaciones para pasar mejor el calor del verano. Sin embargo, no dijo cómo lo iba a hacer. Con qué partidas contaba su proyecto. En este punto, el candidato socialista le sacó ventaja. Juan Lobato desgranó su programa electoral, junto a la memoria económica. Propuestas concretas realizables con su presupuesto. Además, tuvo un perfil institucional y acertó en la estrategia. Quizá le faltó haberse “mojado” más y haber entrado en algún cuerpo a cuerpo. Eso no significaba perder las formas, insultar o ser faltón que prometió al arrancar el debate que no lo sería y lo cumplió.
Alejandra Jacinto, Unidas Podemos, y Rocío Monasterio, Vox, fueron formalmente las que mejor debatieron, pero a las que menos te crees. Jacinto abusó del eslogan y no supo medir la ‘performance’ del libro del exconsejero, Alberto Reyero, sobre los efectos de la pandemia en las residencias. Lo puedes decir, puedes sacar el libro y ponerlo en tu atril, pero querer regalárselo a Ayuso para provocar no entra dentro de las formas que se le presuponen a la política de altura. Monasterio hizo de la seguridad y de la delincuencia el eje de su discurso. Y no se sostiene cuando en Parla su concejal, que vuelve a ir en las listas, está en prisión por tráfico de drogas. Vox debería retirar la candidatura de Parla. Tampoco fue una estrategia adecuada volver a los ‘menas’ que dijo que cuestan 6.400 euros mensuales a los madrileños. Claro, que si usó la misma calculadora que usó para decir que un coche eléctrico cuesta como mínimo 50.000 euros no nos extraña que salga esa cifra. Un coche que no contamina es caro, pero puede encontrarse en el mercado por 20.000 euros.
El resumen es que solo dos candidatos ofrecieron un proyecto con propuestas y soluciones para el futuro que fueron Ayuso y Lobato, frente a tres candidatos que cayeron en el eslogan y en echar en cara los errores de la gestión del Partido Popular y los males de la izquierda, en el caso de Monasterio. Cometieron el error de quedarse allí y no presentar el contrato que quieren firmar con los madrileños