El fantasma del descenso de la temporada pasada ha vuelto para quedarse.
Hace un año Santaelena daba el empujón necesario al Rayo Majadahonda para permanecer en Primera RFEF. Tras el entrenador proveniente de la cantera rayista, Carlos Cura, Jon Erice, llegado de la Segunda RFEF, cambió la visión del equipo, pero sin lograr sumar los puntos suficientes.
La falta de precisión, las situaciones de peligro a balón parado y una zaga a veces insuficiente siguen siendo el talón de Aquiles de un Rayo Majadahonda que continúa ocupando el último puesto de la tabla.
Once derrotas, trece empates y cuatro victorias
La temporada de Liga comenzaba con dos alegrías: los empates frente al Deportivo y el Nástic, el primer y tercer equipo de la tabla actualmente.
Una plantilla y un banquillo renovados pronosticaban una temporada con menos complicaciones que la 22/23. Pero el espejismo duró poco.
El primer gran tropiezo fue la derrota por 4-0 frente al Real Unión, aunque inmediatamente después vendrían dos victorias, frente al Logroñés y el Sabadell.
Las derrotas y los empates se sucedieron hasta diciembre, cuando ganaron 2-0 al Arenteiro, hazaña que solo se repitió frente al Logroñés un mes más tarde. Los trece empates, como el último partido frente al Arenteiro, son los que han lastrado al Rayo Majadahonda al fondo de la tabla.
“Creemos en la forma de hacer las cosas, creemos en el equipo y nosotros como cuerpo técnico confiamos mucho en este grupo de jugadores“, contaba en rueda de prensa el pasado fin de semana Jon Erice.
El Rayo Majadahonda ha demostrado ser un equipo que sabe resolver, pero lo evidente es que no consigue sumar. La vigésima posición de la clasificación y el descenso pueden quedarse una vez más en una anécdota si logran sumar cada uno de los diez partidos restantes.