Majadahonda celebra entre el 11 y el 17 de septiembre sus fiestas patronales. Las primeras con Lola Moreno al frente del Ayuntamiento y en esta edición se han diseñado tres áreas diferenciadas.
Los más pequeños podrán disfrutar de juegos, música y teatro en el Parque Colón. Los jóvenes volverán a disfrutar del recinto ferial con carpas, música en directo y fiesta. Y el mercado medieval volverá a ocupar la Gran Vía para que lo puedan disfrutar singles, matrimonios y mayores. La policía municipal y la Guardia Civil han diseñado el dispositivo de seguridad para que podamos divertirnos estos días seguros y libres.
Desde esta cabecera, como hacemos cada año, pedimos responsabilidad a todos para que Majadahonda y sus fiestas sean noticia por lo que tienen que ser: lo bien que lo hemos pasado. Y no por actos de violencia, xenofobia, racismo o cualquier otro que quiebre la diversión y la buena convivencia fruto de la excitación del momento.
Hace algunos días, el máximo representante del fútbol español cometía y justificaba un hecho inaceptable. Luis Rubiales besaba sin consentimiento a la jugadora Jenni Hermoso en la entrega de trofeos, después de ganar el Mundial femenino de fútbol.
Antes de que usted, querido lector o lectora, deje de leer este editorial mientras piensa “otros que me vienen con esta tontería…”, deje que le aclaremos que no consultamos ningún manual sobre feminismo y que no seguimos la doctrina que marca ningún cargo público.
Estas líneas tampoco se van a pronunciar sobre las derivadas judiciales que se puedan abrir. No somos abogados, jueces ni fiscales. Somos un medio de comunicación y, como tal, debemos denunciar los excesos del poder y ser críticos con el poder. Y eso es lo que ha ocurrido en este caso. Un exceso y una desviación del poder que un jefe tiene respecto de una subordinada. El beso no consentido de Rubiales a Hermoso y su deplorable comportamiento agarrándose la entrepierna en el palco que compartía con la Reina y la infanta no están a la altura de lo que se espera del máximo representante del fútbol español.
Un pico no consentido no se puede justificar diciendo que es “un gesto espontáneo y eufórico” en un momento de “máxima efusividad”.
Luis Rubiales no debe seguir un minuto más al frente de la Federación Española de Fútbol porque no ha entendido una cuestión fundamental que no es fruto del mal ni del buen feminismo. Hablamos de consensos democráticos aceptados por todos: tu cuerpo es tuyo y nadie te puede tocar o besar si tú no quieres que lo haga. Se acabó.