Era habitual verle por los pasillos del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, con una Coca-Cola en la mano, y charlando con un paciente. El Dr. Miguel Yebra, además de su horario de consultas como jefe de Sección de Medicina Interna y responsable de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistemáticas, compartía tiempo extra para escuchar, entender y, asegura, “alcanzar un mejor diagnóstico”. “La Coca-Cola me la tomaba mientras salía con el paciente y le acompañaba a la cafetería a tomar un café, de esa manera me contaba con más detalle lo que le ocurría y yo tenía más fácil el poder ayudarle”.
Le recordamos al doctor un caso en concreto, el de una paciente que llegó a su consulta desesperada, después de varios años de padecimientos, sin conocer la causa. “Claro que me acuerdo, de ella y de su familia. Esta paciente es el ejemplo típico de la persona con la que ser amable y próximo era muy fácil”, asegura.
Explicamos al doctor que la paciente está profundamente agradecida, no solo porque le cambió la vida con su diagnóstico acertado (padece la enfermedad de Behçet, una enfermedad reumática autoinmune sistémica), sino porque durante ese periodo de incertidumbre y sintomatología dolorosa, el doctor tuvo un trato muy amable y cercano. “Le agradezco las palabras, pero se lo digo con sinceridad, yo también le estoy agradecido a ella”, responde el Dr. Yebra, que asegura que al igual que él se volcó con ella, “ella se volcó conmigo; ella, su familia y su pareja”. “Los médicos también sabemos reconocer cuándo alguien nos trata bien y esta paciente tuvo un trato exquisito”, resalta.
La paciente, al igual que los que pasaban por la consulta del Dr. Yebra, tenía su teléfono particular. “Todos los pacientes tenían mi móvil y todos es ‘todos’. Recibía llamadas todos los días. Veía la terminación y sabía quién era”, recuerda.
No se trataba solo de una cuestión de tiempo, sino de empatía. El doctor asegura que ejercía tal y como era, “es mi manera de ser, cómo soy en mi vida he sido en mi profesión, que trata de personas y de familias que sufren”. “No se trata de compasión, sino de tratar como te gustaría que te trataran”. Yebra defiende que un trato cercano genera confianza en el paciente y “ese aspecto es clave, incluso para el éxito terapéutico”.
Miguel Yebra siempre quiso ser médico. La vocación la tuvo desde pequeño gracias a los consejos que su padre, farmacéutico, ofrecía a los clientes. “Lo normal hubiera sido, quizás, que hubiese querido ser farmacéutico, pero lo que me atraía era lo que hacía que esos pacientes vinieran a la farmacia y diagnosticarlos”. No recuerda el momento exacto en el que decidió ser médico, pero sí reconoce que nunca se planteó otra profesión, “como si mi opción fuera la medicina”.
“Soy defensor a ultranza de la Sanidad pública y de poner todos los recursos para la Sanidad pública”
Ejerció desde 1991 hasta 2018, “el máximo de años posibles”. Y siempre ha sido y es defensor de la sanidad pública. “La medicina es algo tan trascendente, no hay más que ponerse en el papel de paciente, ponerse enfermo para experimentarlo. Yo creo que hay poner todos recursos necesarios y cuidarlo al extremo, porque creo que tener una Sanidad pública gratuita y buena es necesario y justo. Luego viene el tema de la politización que hay alrededor de eso y pues tampoco. Algunas veces estás escuchando a los políticos o a otras personalidades. Y bueno, no sé si estoy muy de acuerdo”. El doctor está de acuerdo con que haya medicina privada, “también tiene su hueco”, pero “soy defensor a ultranza de la Sanidad pública y de poner todos los recursos para la Sanidad pública”, subraya.
Durante esos más de 50 años de servicio público, el que era jefe de la Sección de Medicina Interna del Puerta de Hierro ha vivido momentos complicados, “la angustia de no saber qué le ha pasado o plantearte si hubiera sido mejor actuar de otra manera, esos son los aspectos negativos de esta profesión, que dependen mucho de la forma de ser y la sensibilidad del médico”. En ocasiones, ha sido necesario “poner un poco de distancia”, asegura el doctor, porque “las enfermedades a veces terminan con la vida de los pacientes, llevan a complicaciones y hay que aceptarlo y hacerlo con tranquilidad, porque muchas veces está lejos de tus posibilidades”.
El Dr. Yebra tuvo siempre vocación de servicio público, una vocación que, en ocasiones, reconoce, “fue demasiado intensa y con falta de medida”. “Cuando la intensidad es de tal calibre que no hay horarios, a las 21:00 horas estás en el hospital, al final se te gira un poco en contra. Yo defiendo al máximo lo que he sido y cómo he sido, pero también defiendo que hay que poner un poco de medida”.
Agradecido por sus pacientes, el Dr. Yebra también recibió el reconocimiento del hospital en el que trabajó durante toda su carrera, el Puerta de Hierro, que tras su jubilación le dio su nombre al aula magna. “Me hizo mucha ilusión y creo que se lo debo a muchas personas que lucharon por que esto fuera así. La gente del hospital lo sometió a votación y me apoyaron, y la Dirección. Yo creo que no es un premio a la excelencia o a la competencia profesional, sino al perfil que doy como persona y como médico. Yo lo veo como un premio al esfuerzo, al entusiasmo vocacional, al aquí hay un médico que está siempre dispuesto a ayudar, a ver pacientes. Nunca dar la espalda a nada y además hacerlo con la ilusión con la que lo he hecho hasta el final”.
En la actualidad, Miguel Yebra dedica la mayoría de su tiempo a su familia. “Tengo tres hijos y cinco nietos. Es un gusto pasar tiempo con ellos y ayudar a mis hijos, que casi no me han visto a lo largo de 50 años”. Pasea a diario con su mujer, hace algo de gimnasia, “no mucho, que no estoy para muchos trotes”, lee novelas y ensayos e imparte conferencias monográficas sobre la representación de temas médicos. “Este es un tema que me permite todavía mirar a la medicina”. Además, colabora con un grupo en trabajos de investigación de enfermedades autoinmunes, otra de las especialidades de su carrera.
De cara al próximo Día Mundial de las Enfermedades Raras, que se celebrará el próximo 28 de febrero, el doctor considera que hace falta que se pongan todos los recursos necesarios para continuar avanzando en el diagnóstico y tratamiento de los más de 3 millones de pacientes afectados por alguna de estas patologías en España. “Creo que es un tema que ha ido cogiendo fuerza lentamente en los últimos años, y de hecho, hay unidades, sobre todo de Medicina Interna, que se han dedicado a ello. En concreto, nuestra unidad tiene una parte también de enfermedades raras a la que no me dediqué porque surgió la de la Unidad de Enfermedades Raras. Esto requiere de todos los recursos necesarios y labores de concienciación”.
Antes de despedirnos de casi una hora de conversación con el Dr. Yebra, le pedimos que deje algún consejo a los jóvenes que están iniciándose en la profesión. Además de abogar por el estudio de la medicina, el doctor recuerda la empatía y el trato respetuoso y cercano. “Es imprescindible, no se puede renunciar a eso, es parte del tratamiento y del resultado de un buen diagnóstico”, asegura.
Por último, destaca, “el tener la posibilidad de ayudar a personas que te necesitan, que sufren por las enfermedades y que les puedes ayudar, es maravilloso”. “Hay que estar contento de tener la suerte de tener una profesión con tantas aristas y tan humana”.
Distinción honorífica de la Comunidad de Madrid
Miguel Yebra recibió una distinción honorífica de la Comunidad de Madrid en 2019, una Cruz de Honor de oro, como reconocimiento a su labor como profesional en el sector público, en su aportación a la Sanidad de la región.
El doctor se siente muy “agradecido” por esta distinción y “por estar al lado de todos los profesionales”. “Fue muy emocionante para mí y para mi familia”, confiesa.
Yebra utiliza el término ‘secreción inadecuada de hormona antidiurética’, para calificar su reconocimiento, “se me premió por secreción inadecuada de entusiasmo, digo secreción inadecuada porque hay alguna enfermedad que se titula así en medicina”, bromea el doctor. “Cuando digo ‘secreción inadecuada de entusiasmo’ no es que sea inadecuada, lo es cuando te pasas, a ver qué se mueve que me apunto y, si eso lo divides por la edad, el mérito es mayor”, se ríe.
El doctor fue reconocido por el Gobierno regional, junto a otros 31 profesionales y entidades, por su labor asistencial a la Sanidad madrileña.